SARAMAGO DESATA LA IRA DE LA IGLESIA CATÓLICA
Al comentar hoy su última obra, Caín, que desató ya una polémica en Portugal, el premio Nobel José Saramago advirtió que "el Dios de la Biblia no es de fiar, es mala persona y vengativo".
Saramago, de 87 años, declaró que "en la Biblia hay incesto, carnicerías (...) es innegable. No existiría esta novela si el episodio de Caín y Abel no estuviese en la Biblia, donde se muestra la crueldad de Dios. No hay que tener confianza en el Dios de la Biblia".
El escritor luso aseguró que las críticas de la Iglesia católica y de sectores conservadores de Portugal no provienen del contenido del libro, sino de las declaraciones que él formuló el domingo pasado en un homenaje que se le hizo en la ciudad de Peñafiel.
"Soy una persona que despierta anticuerpos en muchas otras personas, pero no me importa, hago mi trabajo", afirmó el Nobel de Literatura.
La nueva novela de Saramago, de unas 180 páginas, aborda de manera nada religiosa la figura bíblica de Caín y otros personajes y episodios del Antiguo Testamento y nada más salir a la venta ha levantado, según el escritor luso, "incomprensiones, resistencias y viejos odios".
En la obra, Saramago crea una trama con diversos personajes de las Sagradas Escrituras, y es Caín, primogénito de Adán y Eva, quien se convierte en el protagonista de la historia, que desgrana varios episodios bíblicos como la creación del Arca de Noé o la destrucción de Sodoma.
El autor de Terra do pecado reconoció que mientras escribía Caín tenía la "clara noción de que iba a agitar las aguas, era imposible que no tuviese un efecto revulsivo", pero no esperaba que "la Iglesia se pronunciase con el libro todavía en el horno".
Agregó que "no esperaba reacciones de los católicos porque ellos no leen la Biblia" y se preguntó: "¿Quién va a leer un libro de ese tamaño?".
Además, reconoció que él mismo, a pesar de haber leído la Biblia, no lo ha hecho "al completo".
Saramago reconoció que Caín le acompañaba "desde hace mucho tiempo" y agregó que la "cuestión" de este personaje bíblico siempre le pareció "un poco extraña".
"¿Por qué Dios acepta el sacrificio de Abel y rechaza el de Caín cuando ambos le presentan sus ofrendas? Ahí se creó la envidia, Caín se sintió humillado", indicó.
Saramago reconoció que el asunto le interesaba porque a pesar de ser ateo no ha podido escapar a los valores cristianos, y dijo que "no hay un ateo absoluto, sólo podría serlo aquel que viviera en una sociedad en la que no hubiese penetrado Dios".
"Dios y el demonio no están en el cielo ni en el infierno, están en nuestra cabeza. Primero creamos a Dios y luego nos esclavizamos a él", argumentó el escritor, quien ya antes había desatado la ira de la Iglesia católica con El Evangelio según Jesucristo (1991).
Los comentarios de Saramago sobre la Biblia y el contenido de su última novela fueron criticados esta semana por un portavoz de la Conferencia Episcopal lusa y por figuras de la comunidad judía y cristiana.
Incluso un eurodiputado del Partido Social Demócrata luso (PSD), de centro-derecha, pidió a Saramago renuncie a la nacionalidad portuguesa.
Caín ya está a la venta en cuatro ediciones, una en español, otra en catalán y dos en portugués.
LA REDACCIÓN. PROCESO.
Saramago, de 87 años, declaró que "en la Biblia hay incesto, carnicerías (...) es innegable. No existiría esta novela si el episodio de Caín y Abel no estuviese en la Biblia, donde se muestra la crueldad de Dios. No hay que tener confianza en el Dios de la Biblia".
El escritor luso aseguró que las críticas de la Iglesia católica y de sectores conservadores de Portugal no provienen del contenido del libro, sino de las declaraciones que él formuló el domingo pasado en un homenaje que se le hizo en la ciudad de Peñafiel.
"Soy una persona que despierta anticuerpos en muchas otras personas, pero no me importa, hago mi trabajo", afirmó el Nobel de Literatura.
La nueva novela de Saramago, de unas 180 páginas, aborda de manera nada religiosa la figura bíblica de Caín y otros personajes y episodios del Antiguo Testamento y nada más salir a la venta ha levantado, según el escritor luso, "incomprensiones, resistencias y viejos odios".
En la obra, Saramago crea una trama con diversos personajes de las Sagradas Escrituras, y es Caín, primogénito de Adán y Eva, quien se convierte en el protagonista de la historia, que desgrana varios episodios bíblicos como la creación del Arca de Noé o la destrucción de Sodoma.
El autor de Terra do pecado reconoció que mientras escribía Caín tenía la "clara noción de que iba a agitar las aguas, era imposible que no tuviese un efecto revulsivo", pero no esperaba que "la Iglesia se pronunciase con el libro todavía en el horno".
Agregó que "no esperaba reacciones de los católicos porque ellos no leen la Biblia" y se preguntó: "¿Quién va a leer un libro de ese tamaño?".
Además, reconoció que él mismo, a pesar de haber leído la Biblia, no lo ha hecho "al completo".
Saramago reconoció que Caín le acompañaba "desde hace mucho tiempo" y agregó que la "cuestión" de este personaje bíblico siempre le pareció "un poco extraña".
"¿Por qué Dios acepta el sacrificio de Abel y rechaza el de Caín cuando ambos le presentan sus ofrendas? Ahí se creó la envidia, Caín se sintió humillado", indicó.
Saramago reconoció que el asunto le interesaba porque a pesar de ser ateo no ha podido escapar a los valores cristianos, y dijo que "no hay un ateo absoluto, sólo podría serlo aquel que viviera en una sociedad en la que no hubiese penetrado Dios".
"Dios y el demonio no están en el cielo ni en el infierno, están en nuestra cabeza. Primero creamos a Dios y luego nos esclavizamos a él", argumentó el escritor, quien ya antes había desatado la ira de la Iglesia católica con El Evangelio según Jesucristo (1991).
Los comentarios de Saramago sobre la Biblia y el contenido de su última novela fueron criticados esta semana por un portavoz de la Conferencia Episcopal lusa y por figuras de la comunidad judía y cristiana.
Incluso un eurodiputado del Partido Social Demócrata luso (PSD), de centro-derecha, pidió a Saramago renuncie a la nacionalidad portuguesa.
Caín ya está a la venta en cuatro ediciones, una en español, otra en catalán y dos en portugués.
LA REDACCIÓN. PROCESO.
Bravo por Saramago, como siempre, una voz emana de él que sólo sabe pronunciar palabra con sentido. Saramago hace novelas no juicios ¿En dónde está el inconveniente?
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