LA GRIPE A HUELE A FRAUDE
Las grandes compañías del sector salud se repliegan aduciendo que únicamente cumplieron con la demanda de vacunas generada por los propios gobiernos, alertados a su vez por los pesimistas informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero, ¿estaban detrás de esos estudios que avanzaban hasta decenas de millones de muertos?
Las investigaciones ya están en marcha. Tanto la OMS como Bruselas han iniciado pesquisas para esclarecer los hechos. En el caso de la primera, para comprobar si sus asesores están mordidos por los laboratorios y, en el de la segunda, para saber si la OMS actuó con responsabilidad, ya que entre otras irregularidades cambió la definición de pandemia a la luz de los acontecimientos el pasado mes de mayo.
Las relaciones con las multinacionales
Las sospechas no parecen infundadas. No obstante, aunque por el momento es demasiado pronto para asegurar nada, lo que sí parece cierto es que el experto número uno de la OMS en gripes, el holandés Albert Osterhaus, mantiene contactos bastante estrechos con las multinacionales farmacéuticas.
Y no es el único, pues otros tantos científicos del órgano internacional también están siendo investigados por sus lazos comerciales. Sin embargo, como aclaran desde Farmaindustria, la patronal de los laboratorios en España, estas relaciones son de lo más normal. "Muchos investigadores están financiados por importantes compañías, que son las que ponen la mayor parte del dinero necesario para obtener los avances que permitirán ayudar a muchos pacientes".
Hasta ahí todo sería normal, si no fuera porque la desproporción entre la alarma y la cruda realidad ha terminando siendo, cuanto menos, abultada, levantando acusaciones directas desde diferentes ámbitos. Así ha sucedido en el caso de Wolfgang Wodarg, el presidente de la Comisión de Salud del Consejo de Europa. "La supuesta pandemia es un montaje de los gigantes farmacéuticos y la Organización Mundial de la Salud (...) Es uno de los mayores escándalos médicos de este siglo", declaraba recientemente.
Grandes beneficios
Con todo, mientras las investigaciones van poco a poco arrojando luz sobre todas las incógnitas del caso, algunos de los laboratorios más beneficiados por el virus H1N1 presentan resultados anuales y, como era de esperar, las cosas no han ido nada mal. Así ha pasado con la compañía suiza Novartis, una de las muchas farmacéuticas que a finales de mayo se lanzó a la carrera para desarrollar su vacuna contra la gripe A.
Después de haber suministrado más de 100 millones de dosis, la Unidad de Vacunas y Diagnóstico ha logrado impulsar sus ventas un 183 por ciento con respecto a 2008, hasta los 985 millones de euros. Tal y como aclara el laboratorio en su memoria, alrededor de 710 millones de euros han venido de la mano de su nueva vacuna contra la gripe.
De este modo, si el beneficio neto de Novartis el pasado 2008 ascendió hasta los 5.797 millones de euros, este ejercicio ha crecido un 4 por ciento hasta los 6.000 millones. Sobre todo, el impulso por la venta de vacunas se ha notado a lo largo del último cuatrimestre de 2009, cuando se hicieron efectivas las ventas de vacunas a los gobiernos de todo el mundo, incluido el de España. Entre octubre y diciembre el laboratorio registró ganancias un 54 por ciento mayores a las de 2008, pasando de 1.070 millones a 1.649 millones de euros de beneficio neto.
Las farmacéuticas y el negocio
En cuanto al resto de compañías, los resultados que se esperan también estarían en esta misma línea, sobre todo los de aquellas que más acuerdos han conseguido alcanzar con los gobiernos, aunque muchos de ellos ahora estén cancelando contratos de suministro.
Los laboratorios que más fuerte han pegado con el miedo a la pandemia han sido el inglés GlaxoSmithKline (GSK), el francés Sanofi Aventis a través de su división de vacunas Sanofi Pasteur, la farmacéutica anglosueca AstraZeneca por medio de Medinmune, la estadounidense Baxter y la australiana CSL.
Para todas estas farmacéuticas las cifras bailan a la espera de los resultados definitivos, pero, atendiendo a estimaciones de las mismas empresas y a la previsión de los especialistas, la factura total del virus H1N1 que pagarán los países a los laboratorios oscilará entre los 5.000 y los 7.000 millones de euros. Una cuenta abultada dada la coyuntura de crisis, pero abultada de todos modos.
Importantes detractores
"La industria es una máquina de marketing para vender fármacos de dudoso beneficio". La declaración la hacía Marcia Angell, actualmente profesora en la Harvard Medical School y ex directora de The New England Journal of Medicine, puesto que ocupó durante más de 20 años. Pero no es la única. David Healy, director del departamento de Medicina Psicológica de la Universidad de Cardiff, declaró hace tiempo que, de los estudios que avalan la efectividad de los nuevos medicamentos, muchos van firmados por renombrados médicos y profesores que ni siquiera se han molestado en leerlos.
Pero que las prácticas de las farmacéuticas no son, en ocasiones, las más adecuadas, es algo patente. Y existen casos y escándalos que así lo demuestran. Uno de los más notorios y que dio pie al famoso libro de John Le Carre, El jardinero fiel, tuvo como protagonista a la multinacional americana Pfizer. Corría el año 1996 y una grave epidemia de meningitis se desató en Nigeria. La compañía envió allí a un equipo de médicos que reclutó a cientos de niños para administrarles un fármaco en desarrollo. Un total de 11 menores perecieron tras las pruebas y otros tantos sufrieron importantes efectos secundarios. Ya en 2009, el laboratorio alcanzó un acuerdo extrajudicial con el gobierno nigeriano y las familias afectadas para pagar una indemnización de 55 millones de euros.
Enormes multinacionales
Manuel Moreno, director general de Baxter en España, durante un encuentro reciente con este periódico, aclaraba algunos puntos de vista sobre el caso de la gripe A. "La humanidad ha tenido un riesgo serio de pandemia grave, primero con la gripe aviar y ahora con el H1N1. El miedo aquí era sobre todo que el virus mutase y se hiciese mucho más patógeno. ¿Cuál hubiera sido el coste entonces? Quizá la industria farmacéutica haya malvendido su imagen, transmitiendo esa visión exótica de compañías que ganan mucho dinero y se lo gastan en grandes viajes y congresos.
Puede que la sociedad se haya quedado con esto más que con los beneficios que generamos, pero hay mucha gente esperando a que se aprueben nuevos fármacos que nosotros desarrollamos porque son su única oportunidad. A muchas otras personas las hemos ayudado, además, a ganar calidad de vida", concluye.
El papel que han jugado los productores de vacunas en Europa también ha querido ser clarificado por la EVM (European Vaccine Manufacturers), alegando que los fabricantes "han respondido rápidamente y de manera efectiva a los pedidos realizados por los gobiernos en función de los requerimientos de sus sistemas de salud".
En cuanto a la seguridad de las inyecciones, también criticada por algunos expertos al no haber dispuesto del tiempo recomendado para desarrollarlas, la EVM también incide en el hecho de que "las vacunas contra la pandemia han sido testadas apropiadamente y ya han sido empleadas satisfactoriamente en millones de ciudadanos europeos". A esta visión se suma también Farmaindustria, que explica "la excelente y eficiente reacción y la compenetración de todos los agentes involucrados en el proceso de pandemia a escala internacional".
Antivirales 'de oro'
Pero, dejando de lado el papel de los gobiernos, que repasaremos más adelante, no sólo las farmacéuticas que han producido vacunas han obtenido consistentes beneficios, los fabricantes de antivirales también.
Llegados a este punto, especial es el caso de GlaxoXmithKline, que si bien ha sido una de las farmacéuticas que más vacunas ha vendido, alrededor de 440 millones de dosis según su memoria de resultados hasta septiembre de 2009, también tiene en su cartera de productos el famoso Relenza, un antiviral que ha permitido a la compañía beneficiarse de la pandemia por partida doble.
En general, situando el precio medio de una dosis de vacuna en 7 euros (es lo que cuesta en España según el Ministerio de Sanidad y Política social), el laboratorio dirigido por Andrew Witty, uno de los directivos más famosos de Reino Unido, un hombre dinámico y escrupulosamente trabajador, será uno de los que más ingrese por este concepto, alrededor de 3.000 millones de euros. A esta cifra habría que sumarle las ventas de Relenza, que hasta septiembre de 2009 habían pasado de los 50 millones en 2008 a 530 millones de euros.
Parecido es el caso de Roche, la multinacional suiza que fabrica el Tamiflu. En los nueve primeros meses del ejercicio pasado las ventas del antiviral se habían multiplicado notablemente, ampliando el rango de ingresos desde los 413 millones de euros hasta los 1.360 millones.
La alarma sobre la pandemia hizo que los gobiernos hiciesen un importante acopio de este fármaco, llegando la psicosis a tal punto que incluso los lotes del medicamento fueron almacenados por el ejército para garantizar su correcto suministro.
El rol de los gobiernos
Por lo tanto, que las farmacéuticas han salido ganando con la gripe es una realidad, pero también hay quien cuestiona la actitud de los gobiernos durante todo el proceso. Obviamente, ejecutivos de todos los países han preferido curarse en salud ante la amenaza de pandemia. La máxima "no pasa nada hasta que pasa" parece haber guiado a los países, pero quizá también ellos hayan tenido que ver con esta burbuja. "Creo que los gobiernos han abusado del mensaje de que aquí estamos preparados. Queriendo tranquilizar a los ciudadanos han favorecido un debate continuo que han empleado como mecanismo para vender su servicio a los ciudadanos", declara el ejecutivo de una importante compañía farmacéutica.
No obstante, ahora son muchos los gobiernos que tratan de vender millones de dosis de vacunas sobrantes, después de que las tasas de vacunación hayan sido bastante más bajas de lo que se esperaba. Francia, Alemania y Holanda ya han anunciado sus planes de venta, mientras que aquí en España el Gobierno ha logrado rescindir contratos para ahorrarse en la factura hasta 180 millones de euros. Las compañías afectadas son GSK y Novartis, mientras que el pedido a Sanofi se mantendrá.
RODRIGO GUTIERRÉZ. EL FINANCIERO. CARTÓN DE HERNÁNDEZ.