XÓCHITL GÁLVEZ, UNA HISTORIA DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Por primera vez en la historia del estado de Hidalgo, se abre la posibilidad de que una fuerza política diferente al Partido Revolucionario Institucional (PRI) ostente la gubernatura, con la eventual candidatura de la ingeniera Xóchitl Gálvez Ruiz.
Ello sucederá el próximo 2 de febrero, cuando la Comisión Nacional de Elecciones del Partido Acción Nacional (PAN) haga oficial la designación de Gálvez Ruiz como su candidata, a la que muy probablemente se sumen PRD, PT y Convergencia.
Gálvez Ruiz nació en Tepatepec, Hidalgo en 1963 y posee cartas credenciales como ningún otro u otra aspirante a gobernadora del quinto estado más pobre del país.
Ella fue comisionada Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, pionera en México en la implementación de los edificios inteligentes, ganadora del premio a la empresaria del año en dos ocasiones y reconocida como una de las 100 líderes del futuro, a nivel mundial, durante el Foro de Davos, Suiza, en el año 2000, por su trabajo altruista en beneficio de la población indígena mexicana.
Este reconocimiento fue el que le llevó a ser invitada para formar parte del gabinete de Vicente Fox.
Gálvez Ruiz tiene la posibilidad real de ganar la gubernatura que se disputará en julio próximo, según los resultados de una encuesta de opinión pública difundida el pasado lunes 18 de por la empresa “Gabinete de Comunicación Estratégica”.
Y es que el 30% de las personas encuestadas considera que Xóchitl obtendría el 30% de la votación, sólo 3% debajo de Francisco Olvera, el probable candidato priísta. Esto resulta inédito en un estado en donde el PRI nunca ha perdido ni la gubernatura, ni un solo escaño de mayoría en el Congreso local.
Gálvez Ruiz se muestra segura de poder ganar la elección para gobernadora, si es que la alianza partidista se consuma. De convertirse en la primera mandataria hidalguense y la séptima a nivel nacional, Xóchitl asegura que combatirá la violencia y la inequidad de género, no sólo porque la vivió en carne propia durante su infancia y juventud, sino porque en los cargos que ha ostentado en los ámbitos público y privado, siempre ha privilegiado los derechos humanos de las mujeres.
“Ahí está el metate”
Tepatepec, el pueblo de Xóchitl, está ubicado en el árido Valle del Mezquital. Es un municipio con alto índice de marginación y alcoholismo. Ella es la cuarta hija de una familia en donde el alcohol y la violencia de género en todas sus manifestaciones estuvieron siempre presentes.
“Cuando decidí presentar el examen para ingresar a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), mi padre me dijo que para qué quería estudiar, recuerdo que me dijo ‘ahí está el metate’, refiriéndose al lugar que, según él, como mujer me correspondía”.
Narra:
“Me fui a la Facultad de Ingeniería en 1979, en medio del gran dolor que me producía dejar a mi madre sola con un padre violento, con severos problemas de alcohol. Me dolió mucho dejar a mi mamá, porque aunque había ahí más hermanos, yo era su apoyo emocional, su apoyo físico, le ayudaba mucho en las labores domésticas. Teníamos una mini fábrica de gelatinas que ella hacía y yo salía a vender al pueblo”.
La violencia que su padre ejercía contra su madre no sólo era emocional, sino física.
En entrevista, cuenta:
“Mi padre formaba parte de la tremenda estadística que pone a Hidalgo en el primer lugar nacional de alcoholismo, el cual dispara la violencia contra las mujeres.
“La que yo vi fue brutal. Recuerdo un día a mi padre sacando una escopeta y diciendo que iba a matar a mi madre. Recuerdo que corrimos todos a casa de una tía que vivía al lado. Íbamos gritando ‘Tía, tía, ábrele a mi mamá porque mi papá la va a matar’. Imagínate con qué carga dejé mi pueblo para irme al Distrito Federal. Pero me atreví y me fui”.
Violencia de género en la ciudad
La llegada de Xóchitl al Distrito Federal fue poco amable, debido al ambiente hostil que priva hacia las personas del ámbito rural que recién llegan. “Para mí, entrar al metro era una pesadilla”, recuerda y añade: “Mi madre me había dicho que si un hombre me tocaba, yo iba a quedar embarazada. Con esa educación sexual tan distorsionada me enfrento a la mecánica violenta con que los hombres abusan de las mujeres en el Metro. Me aterraba, pero no había alternativa, más aún porque yo estudiaba y trabajaba como telefonista para pagar mis estudios”.
La precandidata ciudadana al gobierno de Hidalgo considera que esos dos primeros meses en esta ciudad “son una etapa de mi vida por la que nunca quisiera volver a pasar. Me pasó de todo. Me robaban mi cartera con todo mi dinero para el mes, me ‘torteaban’ en el metro”.
Sobre sus estudios, cuenta: “Reprobé cálculo integral y diferencial, el nivel académico que yo llevaba de mi pueblo era lamentable y así tuve que competir con jóvenes que venía de las prepas de la UNAM, del Tec de Monterrey, de La Salle, en fin, iba mal, mal en la escuela”.
La violencia sexual que Xóchitl padeció en la capital del país, no sólo estaba en la calle. “Me mudé de un cuarto de azotea en donde vivía en Iztapalapa a una casa de asistencia en la colonia Roma, en donde conocí de todo, drogas, alcohol, prostitución, cosas que yo ni me imaginaba que existían.
“Viví en carne propia la experiencia de que una fulana nos intentó captar para trata sexual. Nos invitó a bailar a una disco al sur de la ciudad y ahí pretendió prostituirnos con unos tipos horrorosos. A los 17 años que tenía en ese entonces, no alcanzas a dimensionar la gravedad de las cosas en que estuviste a punto de entrar. Todo eso me hizo una mujer fuerte, una mujer que se dio cuenta de que tenía que cambiar su actitud frente a la vida.
“Me volví dura, rebelde, fuerte. Conseguí una beca en el centro de cálculo de la Facultad y le saqué todo el jugo posible a este conocimiento. De ahí en adelante, todo fue mucho mejor, era muy buena programadora y obtuve un empleo alucinantemente bien pagado, como nunca me hubiera imaginado y de ahí para adelante, así que decidí quedarme en el Distrito Federal”
No cabe duda que, dice, la educación es el detonante de todo, del éxito, del progreso, del cambio. Sostiene que la UNAM le abrió los ojos a la vida y le dio las armas para triunfar. “Desde ahí construí todo un proyecto empresarial de mucho éxito”, comenta.
“High Tech Services”
En 1989, Xóchitl Gálvez fue responsable del sistema de información del pabellón de México en Sevilla, durante la feria mundial con que se marcó el quinto centenario. “Cuando me fui a vivir un rato a España por lo del pabellón de México, me di cuenta de que el mundo caminaba a pasos agigantados y que mi país seguía sumido en la prehistoria tecnológica, me marcó, en ese momento supe que quería hacer algo en el sector público por mi país”.
Regresó a México a trabajar en una gran empresa, en donde se cometió una injusticia contra unos trabajadores de Oaxaca. “Me puse de parte de los trabajadores, me enfrenté a los de Recursos Humanos y renuncié. Soy una mujer muy echada para adelante. Ese día llegué a la casa y le dije a mi esposo que no tenía trabajo y que no pensaba buscar otro, que iba a independizarme.
“Me recuerdo con mi hija pequeñita, durmiendo a las cuatro de la mañana abajo de una mesa en una pequeña oficina en donde comencé y en donde yo trabajaba toda la madrugada porque no tenía personal, así que yo hacía todo”.
Refiere que la hacía las veces de secretaria, telefonista, programadora, dibujante, ingeniera…
Tiempo después, invitó a un amigo a asociarse con ella, pero éste rechazó la invitación con el argumento de que era mujer y “que en la industria de la construcción, las mujeres no son respetadas”.
Eso no la detuvo. Poco tiempo después, su empresa se posicionó como una de las más exitosas y, a los dos años, Xóchitl obtuvo el premio a la empresaria del año.
“High Tech Services” le llevó a obtener este reconocimiento en 1994 y otra vez en 1995. Más tarde, el Foro Económico Mundial de Davos la incluyó en la lista de los 100 líderes del futuro en el mundo. “La historia se volvió color de rosa porque los clientes llegaban solos, fui la pionera en edificios inteligentes en México”.
Fundación “Porvenir”
En 1995, luego de todos los galardones, decidió realizar formalmente el trabajo de ayuda a las comunidades indígenas. “Ya desde antes había apoyado otros proyectos, pero luego de todo el éxito y todo el dinero, decidí que era tiempo de regresar a la raíz y constituí la Fundación ‘Porvenir’, dedicada al bienestar de los pueblos indígenas, particularmente de la infancia.
“Desarrollamos una papilla nutricional con el Hospital infantil de México, y la llevamos a Oaxaca, al Estado de México, a Hidalgo, a Puebla… Fue un éxito, este proyecto también creció muy rápido, en dos años tenía yo 250 voluntarios. Con el apoyo de varias universidades llegamos a tener hasta mil voluntarios en la fundación”.
Este proyecto fue el que la llevó al reconocimiento en Davos, en el año 2000. “A partir de ahí decidí cambiar las políticas de género en mi empresa. Contraté a muchas más mujeres, decidí que a las embarazadas yo les iba a pagar otros tres meses de incapacidad, adicionales a los que da el Seguro Social, así que la mujer que se embarazaba en mi empresa tenía seis meses de permiso con goce de sueldo, y las mujeres que tuvieran una carga doméstica muy fuerte como cuidado de niños especiales o enfermos, podían trabajar desde su casa”.
“Todo caminaba muy bien –afirma- , me sentía plena y realizada. En ese momento Fox me llamó”.
“Me da hueva el poder”
La primera invitación para integrarse al gabinete de Vicente Fox fue para ocupar la Secretaría de Desarrollo Social. “No acepté por honestidad, no me sentía capacitada para el puesto y no quise engañar a nadie. Luego de mi primera negativa, me volvieron a llamar para ofrecerme la Comisión (Nacional para el Desarrollo de los Pueblos indígenas)”.
“Lo pensé mucho -asegura-, me convenció la oportunidad de ayudar a una escala mayor, pero la verdad es que me daba y me da hueva el poder avasallante, ese poder cabrón, que controla, que manipula, que roba…”.
Entre los principales logros de Gálvez Ruiz en la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, destacan la reforma constitucional en materia de grupos indígenas, la preservación de lenguas originales, la electrificación y la construcción de caminos y carreteras para más de un millón de indígenas en todo el país.
“Te digo con mucho orgullo que trabajamos para que saliera la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU, que tenía 25 años atorada, y hay un reconocimiento público de los indígenas del mundo que le vinieron a hacer a Fox por ello”.
Xóchitl afirma que “se pueden obtener muchos logros desde el poder cuando lo tomas con humildad, cuando lo tomas con decisión, cuando lo tomas con trabajo, como las nueve universidades interculturales que quedaron en el país. Aunque me faltaron varias por constituir”.
Combate a la violencia de género
Mientras todo esto sucedía, la mamá de Xóchitl continuó padeciendo la violencia y los golpes, pero cada vez en menor medida, porque el apoyo económico que ella les brindaba le dio poder dentro de su familia. “Mi papá tuvo que cambiar de actitud, además de que se vinieron otros satisfactores en su vida, como sus nietas, una mejor situación económica, y mi padre al final dejó la bebida, con el argumento de que se sentía muy orgulloso de mí. Te puedo decir que al final pudimos atender y cerrar muchas heridas familiarmente y otra de las cosas que he logrado en mi vida y que me satisface plenamente, es haber tenido una buena reconciliación con él”.
Xóchitl Gálvez reconoce que el final feliz de su familia no es la historia de la mayoría de las mujeres violentadas en Hidalgo, estado que ocupa el noveno lugar nacional en violencia contra las mujeres por parte de sus parejas. “Ésta es la problemática que yo quiero llegar a atender. No basta hacer puentes, no basta hacer carreteras, necesitamos un trabajo político más enfocado a las personas, a las mujeres, a los niños, a los migrantes, a la prevención de adicciones. Tengo muchos proyectos enfocados en la seguridad, para recuperar a la policía comunitaria y voluntaria, quiero articularla, darle fuerza y reactivar este proyecto ciudadano”.
La aspirante al gobierno hidalguense está consciente de que ser la séptima gobernadora en la historia de México, implica un compromiso adicional con las mujeres, “no sólo por el camino andado por las que me antecedieron, sino porque viví la violencia de género y voy a combatirla”.
En caso de que logre su objetivo, Xóchitl se compromete a “trabaja con los mejores talentos, con que no les guste robar y sepan trabajar. Los integraré a mi equipo. Pero no sólo con ellos, también convocaré a los mejores hombres y mujeres de Hidalgo a que formen parte de mi equipo de trabajo. A los hidalguenses que viven en Hidalgo y a los que han tenido que irse por la falta de oportunidades”.
En su opinión, una de las claves del éxito es rodearse del mejor equipo de trabajo. “No voy a traer a mis amigos, no voy a poner a mis hermanos, gobernaré con lo mejor del talento hidalguense, profesen la ideología que profesen”.
Lo que puedo asegurarte es, subraya, que por lo menos la mitad estará integrada por mujeres. Afirma que serán personas talentosas, que trabaje bien; eso si, advierte que quien no trabaje se va.
Y termina:
“No tengo necesidad de robar, soy una mujer que aprendió en la vida a vivir con poco. No es mi deseo ser hipermillonaria. No necesito eso”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario