lunes, 1 de marzo de 2010

CECILIA OCCELI DICE: ASESINATOS EN 1993 Y 1994, ESTRATEGIA DE DESESTABILIZACIÓN




CECILIA OCCELI DICE: ASESINATOS EN 1993 Y 1994, ESTRATEGIA DE DESESTABILIZACIÓN


En un libro próximo a aparecer, la ex esposa de Carlos Salinas narra su vida, lo que dar algunas pinceladas de cómo fue su experiencia al lado del ex Presidente de México. Cecilia Occeli siempre se distinguió por ser una Primera Dama prudente. Estuvo al lado de Carlos Salinas de Gortari durante 20 años, incluido el sexenio de su Presidencia, en donde vivió el clímax de su poder y el inicio de su agonía. Ahora, sorprendentemente, concedió decenas de entrevistas que conformaron un libro sobre su historia, que no compromete nada, que no exhibe nada, pero que, aunque muy someramente, desvela lo que se pensaba en Los Pinos durante los dos últimos años de la gestión salinista sobre tres asesinatos que lo marcaron.

Son los asesinatos del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, quien fue muerto en mayo de 1993 en el aeropuerto de Guadalajara, momentos antes de recibir al Nuncio Jerónimo Priggione, del candidato del PRI a la Presidencia, Luis Donaldo Colosio, abatido en Tijuana en marzo de 1994, y de José Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI, ejecutado en la ciudad de México en septiembre de ese año. Para la señora Occeli, los asesinatos fueron parte de una estrategia de desestabilización política que afectó a las instituciones. “Primero fue contra la iglesia, a través del asesinado del cardenal Posadas”, dio. “Luego, el embate fue de tipo social representado por el levantamiento del EZLN y, finalmente, de tipo político, con los asesinato de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu”.

No dice más, pero es mucho. Es la parte más reveladora que tiene el libro sobre los corrillos del poder palaciego, y refleja lo que pensaba su entonces esposo, el presidente Salinas, cuando analizaba en privado la secuencia del levantamiento del EZLN en Chiapas, el primero de enero de 1994, y el asesinato de Colosio. “Es demasiada coincidencia para que sea coincidencia”, dijo una vez, todavía sentado en la silla presidencial. La señora Occeli no aporta datos ni describe la profundidad de las crisis que se vivieron en Los Pinos. Sobre el asesinato del cardenal Posadas, se dice “muy sorprendida”. Viajó a Guadalajara porque el entonces Presidente le pidió que lo representara al presentar el pésame. Sobre los otros tres incidentes, salvo el párrafo perdido en la página 196, no abunda nada. Colosio era un proyecto personal de Salinas, quien lo fue construyendo después de que se lo presentara un viejo amigo, Rogelio Montemayor, quien fue subsecretario y gobernador de Coahuila. Incluso, la fotografía que aporta la señora sobre el día en que se dio el destape de Salinas el 4 de octubre de 1987, Colosio no aparece en la gráfica. En el primer plano aparece la familia Salinas y a su derecha el general Arturo Cardona, quien sería el jefe del Estado Mayor Presidencial, y el propio Montemayor.

Atrás de Salinas, a su izquierda, Justo Ceja, su entonces fiel secretario privado, quien sigue prófugo de la justicia acusado por malversación de fondos y que en un momento dado fue vinculado a comandantes policiales que participaron indirectamente en el asesinato de Posadas. A la derecha de él, Julio Pomar, quien era su jefe de prensa en la Secretaría de Programación y Presupuesto, y también, apenas visibles sus anteojos, José Córdoba, quien ya era su alter ego. Un poco más atrás se ve a Pedro Aspe, que sería el secretario de Hacienda, y hasta el final Manuel Camacho, quien al no ser él a quien eligiera como sucesor en la Presidencia, rompió con Salinas.

En el libro “El Encanto de la Discreción”, escrito por Rosa María Valles, Cecilia Occelli no se mete en honduras, ni descubre los misterios de Salinas. Por la misma razón es notorio que no habla de Colosio, ni de Ruiz Massieu, que había sido esposo de Adriana, la hermana mayor del ex presidente y por quien lo conoció. Sobre Camacho hay una sola referencia, de contexto, cuando fue nombrado negociador para la paz con el EZLN. Editado por Documentación y Estudios de Mujeres A.C., el libro tiene 247 páginas y será presentado a mediados de marzo. Cuidado, no entra en las partes más oscuras de la vida de la pareja. Empero, sí admite la señora Occeli que la separación de Carlos Salinas fue “un trance dolorosísimo, difícil de sortear”, en palabras de la autora. Al recordar la parte final de su matrimonio, le comenta a la autora que ella vio cómo el sendero que dibujo con su esposo se desdibujó. El divorcio se configuró en diciembre de 1994, cuando Salinas le dijo a su esposa que iba a viajar a Nueva York porque tenía necesidad de repensar el rumbo de su vida y sus siguientes actividades políticas.

Acababa de terminar su mandato y estaban los prolegómenos de la crisis financiera. Aún no se acusaba a su hermano Raúl del asesinato de Ruiz Massieu, ni Carlos se iba a una huelga de hambre en un barrio de Monterrey desde donde denunció “el error de diciembre”. Al reencontrarse tras el viaje a Nueva York, dice, le dijo que se quería divorciar. El proceso se consumó en 1995. Pero no parecen haber roto totalmente. La señora Occeli dice que 15 de junio, día de su cumpleaños, y cada 10 de mayo, recibe un enorme ramo de rosas que le envía, sin faltar anualmente a las citas, Carlos Salinas.

REDACCIÓN EJE CENTRAL.COM.MX. CARTÓN DE HERNÁNDEZ.

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